miércoles, 14 de enero de 2009

Revista nativa, NOVIEMBRE 2008




Antonin Artaud: El Teatro de la crueldad… concepción del actor.
Roxana Sella
http://roxana-enredarte.blogspot.com/

La crueldad es sobre todo necesidad y rigor. La decisión implacable e irreversible de transformar al hombre en un ser lúcido. De esta lucidez nace el nuevo teatro. Todo nacimiento implica también una muerte. Para dar origen a mi "crueldad" será necesario cometer un asesinato. Hay que asesinar al padre de la ineficacia en el teatro: el poder de la palabra y del texto. El texto es el dios todopoderoso que no le permite al verdadero teatro nacer. Al atentar contra la palabra, atentamos contra nosotros mismos. Hasta ahora, es el lenguaje verbal aquello que nos permite comprender al mundo. Y lo comprendemos mal. Al asesinar al lenguaje verbal, estamos asesinando al padre de todas nuestras confusiones. Por fin seremos libres. Esto vale no sólo para el teatro. Seremos hombres libres en todo aspecto de nuestra vida.
Antonin Artaud



Antonin Artaud, nace el 4 de septiembre de 1896 en Marsella. Alrededor de los 16 años sufre sus primeras crisis depresivas y comienzan así sus largos períodos de confinamiento en clínicas de reposo y asilos para enfermos mentales. Este niño de salud frágil se convertirá en el hombre que hará uno de los aportes más contundentes de todos los tiempos a la teoría del teatro.
En 1921, comienza su vida artística como actor y poeta. En 1924 entra en contacto con el Movimiento Surrealista a través del poeta Max Jacob este movimiento surrealista tenía como propósitos destruir todo sistema existente, ya sea, sistema social, político, religioso, filosófico y estético, y alcanzar la liberación total del espíritu fusionando sueño con realidad.
Hay un antagonismo con el movimiento surrealista ya que si su adhesión tuvo como punto de encuentro la concepción de la creación de arte como un tropo para el funcionamiento de la conciencia y de la vida misma, su ruptura estuvo signada por diferencias contundentes en ese mismo funcionamiento. Mientras los surrealistas sostenían que extender los límites de la conciencia conducía a refinar el imperio de la razón y ampliar los límites del placer físico, Artaud sostenía que abrir las puertas de la conciencia era un esfuerzo de alguien que desespera por alcanzar su propio espíritu. Conservó del surrealismo el imperativo de hacer un todo indisoluble entre arte y vida, llevó a límites extremos la devaluación de la obra de arte en si.
Desde sus primeros pasos arriba de un escenario, la actuación para él tiene algo de lo trascendente y sagrado. Sus intentos por captar lo propio y esencial del teatro reciben un aliciente al presenciar una función de un grupo teatral japonés que visitó Marsella en el año 1922. Pero sin duda fue al presenciar una función de La Compañía del Teatro Balines en el año 1931 cuando sus ideas sobre el teatro comenzaron a cobrar forma en torno a una teoría: la del teatro de la crueldad.
Fue co- fundador del teatro Alfred Jarry en 1927, en donde produjo varias obras. En una de ellas “The Cenci” (1935) hace una ilustración de su concepto de teatro de la crueldad.
El Primer manifiesto del “Teatro de la crueldad” se publica en 1932 en la revista Nouvelle reveau Francaise”.
Sus teorías y trabajos fueron influencia para lo que mas tarde se denomino teatro experimental, que incluye lo que se conoce como teatro del absurdo, ritual y el de entorno.
En 1936 viaja a México, donde vive varios meses con los indios tarahumaras y experimenta con el peyote. A su regreso a Francia, emprende casi de inmediato un místico viaje a Irlanda, es deportado desde Dublín e internado en diversos asilos mentales hasta 1946.
Muere, el 4 de marzo 1948 a la mañana en la clínica de Ivry donde había sido internado por un cáncer. El jardinero de la clínica entró en la habitación de Artaud a llevarle el desayuno y lo encontró sentado al pie de la cama. Estaba muerto. Pocos días antes Antonin había manifestado su deseo de no querer morir acostado ni en presencia de testigos. Y sus deseos se cumplen. Muere tal como quiere. Tal vez, también en el momento que quiso.




Teatro de la Crueldad

La analogía del teatro con la peste lo llevó a su concepción del Teatro de la crueldad. Supuso al hombre acosado por una gran grotesca enfermedad contra la que no estaban inmunes actores ni espectadores. El espectador va al teatro a experimentar un "tratamiento de choque" tendiente a librarlo del pensamiento discursivo y lógico y permitirle una nueva experiencia catártica.-
El oficio del actor consistía en servir como "una fuerza de la epidemia que ataca los cuerpos y las almas de la población, transmitirían el contagio a todo el teatro", liberando así el desorden atroz y la crueldad latente del ser humano. Una vez que la enfermedad fuera expuesta y exorcizada, y liberado el Yo abominable, la audiencia, espiritualmente purificada, tal vez encontraría su Yo real.-
"Vamos al teatro para salir de nosotros mismos…para redescubrir no tanto lo mejor de uno mismo sino la parte más pura, la parte más marcada por el sufrimiento…buscamos en la escena una emoción en la que los movimientos más secretos del corazón serán expuestos…la audiencia se enfrentará cara a cara con su gusto por el crimen, sus obsesiones eróticas, sus quimeras, su sentido utópico de la vida y del caos, incluso con su canibalismo…" –
Lo que Artaud propone, entonces, es la instauración de una nueva tradición que con el tiempo puede ir perfeccionándose. Una tradición que varía de forma, porque lo que busca es darle al hombre acceso a lo que no está en este mundo, a producir una ruptura. Artaud dice: "no creo en absoluto que el hombre haya imaginado todo lo sobrenatural sino que, por el contrario, ha concluido por corromper lo que la existencia posee de divino." Lo que busca es recuperar el vínculo con lo que antaño se perdió.
Explica entonces cómo el teatro puede influir sobre un grupo numeroso de gente. Demuestra cómo el orden del mundo es subvertido por la peste, fenómeno absolutamente mental en donde todo se trastoca y todo se evidencia. El teatro debe tener algo de esto: "El teatro actúa como la peste, porque afecta a importantes comunidades y las transforma." En ambos casos se produce porque "El espíritu acepta con fervor lo que ve y actúa según aquello en lo que cree". Es el acto de la fascinación, en donde el espíritu hace activamente real lo que lleva en su interior.
El teatro, además, debe ser la representación del Mal. Para Artaud, la manifestación de la parte oscura de la vida es la que mejor representa y rompe con las estructuras establecidas. Es una pequeña parte del todo que lo representa, una imagen a pequeña escala pero que conlleva toda la profundidad de la realidad. Esto hace que tenga una potencia que representa sin paralelo.


LA ACTUACIÓN UN ATLETISMO AFECTIVO (actor)

En el actor hay una especie de musculatura afectiva que corresponde a las localizaciones físicas de los sentimientos.
Es como un atleta físico, pero con una sorprendente diferencia: su organismo afectivo es análogo, paralelo al organismo del atleta, su doble en verdad, aunque no actúe en el mismo plano.
Es un atleta del corazón. La esfera afectiva le pertenece orgánicamente.
Los movimientos musculares físicos son la cara de otro esfuerzo, su doble y en la acción dramática se localizan en los mismos puntos.
El punto en que se apoya un atleta para correr es el mismo en que el actor se apoya para emitir un espasmo, pero su carrera es interior.
La diferencia radica en la respiración, mientras en un atleta físico la respiración se apoya en el cuerpo, en un atleta del corazón, el cuerpo del actor se apoya en la respiración.
Es primordial la cuestión de la respiración ya que tiene relación inversa con la importancia de la expresión exterior.
Expresión sobria, respiración onda y pesada, expresión arrebatada, respiración en ondas breves y bajas.
Todo sentimiento, movimiento del espíritu, salto de la emoción humana tiene su propia respiración.
Artaud toma los tiempos de acuerdo con la Cábala, y señala que los mismos dan forma al corazón humano.
El actor es un empirista, un curandero guiado por un instinto pobre y vago.
El buen actor encuentra intuitivamente como captar y transmitir ciertos poderes, se sorprendería si supiera que esos poderes se mueven porque se mueven y existen materialmente por los órganos.
Para utilizar sus emociones, como el luchador utiliza su musculatura, el actor debe ver al hombre como su doble, como un espectro perpetuo que irradia poderes afectivos.
A ese espectro plástico imita el actor verdadero.
Sobre ese doble influye el teatro, a esa cara espectral da forma el teatro, y como todos los espectros ese doble tiene una larga memoria.
La del corazón es duradera, y el actor piensa con el, PREDOMINA EL CORAZON.
El actor tiene que cobrar conciencia del mundo afectivo pero atribuyéndole virtudes que no son la de una imagen y tienen sentido material.
Es posible ver a ese espectro de alma intoxicado con sus propios gritos (mantras hindúes), esas consonancias, acentos misteriosos donde las penumbras materiales del alma.
El actor debe creer en la materialidad fluida del alma, debe saber que una pasión es material, que está sujeta a fluctuaciones plásticas de la materia.
Alcanzar las pasiones por medio de sus propias fuerzas confiere al actor la maestría de un verdadero curandero.
Saber que el alma tiene una expresión corporal le permite alcanzarla en sentido inverso y redescubrir su ser.
Artaud esta totalmente influenciado por principios orientales, toda emoción, tiene bases orgánicas.

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